viernes, abril 09, 2010

THE DOORS - The Doors (1967)

La banda formada en 1965 en Los Ángeles, California, vio su debut discográfico el 4 de enero de 1967, cuando se lanzó al mercado su álbum homónimo, The Doors.

El nombre del grupo está inspirado en una frase de William Blake, “Si las puertas de la percepción se abrieran de par en par, la realidad aparecería ante el hombre tal cual es: infinita”, y de “Las Puertas de la Percepción” (“The Doors of Perception”), título de una obra de Aldous Huxley, también inspirada en Blake.



Este disco ha sido considerado uno de los mejores del grupo, causando muy buena impresión en el ambiente musical. En aquella época, y en particular en aquel año 1967 del “Verano del amor”, la psicodelia y el movimiento hippie estaban en su apogeo, pero también surgen otras propuestas, entre ellas, la banda que nos ocupa. The Doors estaba liderada por el especial, sensual, carismático y provocador Jim Morrison, acompañado de Ray Manzarek (teclados, haciendo simultáneamente el bajo), John Densmore (batería) y Roby Krieger (guitarra).

La banda venía interpretando las canciones hacía dos años, así que la mayoría de los temas se grabaron en vivo y en primera toma, en un par de días, con la producción de Paul A. Rothchild y la dirección artística de William S. Harvey.

Break On The Through (To the other side), el tema apertura del disco, es una fervorosa convocatoria a los jóvenes. En su momento, el sello Elektra censuró la palabra “high” en la letra por considerar que tenía que ver con el uso de drogas. En la grabación se borra la palabra.

….everybody loves my baby … todo el mundo ama a mi chica
She gets, she gets ella se eleva, ella se eleva
She gets, she gets high ella se eleva, ella se eleva a gran altura.

Los ingeniosos cambios musicales dentro de un tema son característicos de la banda, como en Soul Kitchen, mientras que encontramos en The Crystal Ship a un Morrison melodioso y una formidable interpretación en el teclado de Manzarek.

Las versiones de Alabama Song (Whisky Bar) de Bertolt Brecht y música de Kurt Weill y el blues Back Door Man de Willie Dixon, se diferencian notoriamente de los originales, al punto que suenan como si lo fueran, demostrando la capacidad del grupo de crear su propio estilo sonoro.
Light My Fire, con letra de Krieger, es todo un himno a la sexualidad: logró el primer puesto de ventas, posicionando al grupo entre los mejores de Norteamérica junto a Jefferson Airplane, The Byrds y Grateful Dead.

Cierra el álbum The End, un formidable relato melodramático de más de once minutos escrito por Morrison, donde el deseo y la muerte están permanentemente presentes. La orquestación es escalofriante.

A partir de este disco, The Doors fue una banda que tuvo gran influencia en un momento muy particular de los Estados Unidos. Llamaban la atención el aspecto teatral del comportamiento en escena de la sexualidad de sus letras, su desafío al concepto tradicional de las bandas de rock en sus presentaciones, la peculiar versión del R&B y el blues de Chicago que aportaba Krieger y los sugerentes teclados de Manzarek.



Este es el fin, hermoso amigo,
Este es el fin, mi único amigo, el fin.
Duele dejarte libre,
Pero nunca me seguirás.
El fin de la risa y las blandas mentiras.
El fin de las noches en que intentamos morir.
Este es el fin

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Publicado en la revista digital 45RPM en la columna "Los discos del abuelo",
formando parte de la edición especial dedicada a Jim Morrison & The Doors. Mayo 2009.

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martes, abril 21, 2009

Cuando los ángeles vienen marchando



En marzo se cumplió el primer año del fallecimiento de mi padre y decidí en esta ocasión publicar el artículo que había escrito hace un año atrás en la revista 45RPM.
Hay muchas historias para seguir contando sobre él, seguramente mi familia se encargará de continuar haciéndolo.
En Marzo de 2008 escribía lo siguiente:

Cuando los ángeles vienen marchando


Salió a la cancha a jugar su último partido llevando la cinco en su espalda. La camiseta era la azul con la raya blanca horizontal al medio del Unión de Minas, que engalanara su esbelta estampa: la misma casaca del club que lo vio conquistar campeonatos de basketball (porque así se escribía en esa época, en inglés) en aquellos gloriosos años de 1956 – 1957, y en algunos otros torneos con el liceo y la selección de Lavalleja.

Es 1971, Día de Reyes. Esa noche me costaba dormir. Luego de un buen rato logré superar mi ansiedad y nervios, y el sueño me ganó. En la madrugada me pareció ver que las manos de mi padre dejaban algo en la mesa de luz; en ese momento mi sensación era que estaba soñando, y eso creí. A la mañana bien temprano, como todo niño ansioso, me levanté y me dirigí con mi hermano al pie del árbol de Navidad: sólo encontré una nota que decía que mi regalo estaba en el estante de la mesa de luz. Salí corriendo y me encontré con un hermoso radiograbador, el que daría comienzo a una infinidad de experimentos musicales. Papá, con ese regalo y aquellas manos de Rey Mago, sería el responsable de muchas cosas que vendrían.



Seleccion de Lavalleja (izq a der) Julio Parodi, Leonel Barboza, Tulio Burgueño, Anibal Pereira, y Jorge Bonelli (Campeonato Interliceal 1956)


La música siempre estaba presente llenando cada rincón de la casa, a través del viejo radio tocadiscos Lyon de papá. Pasaron el jazz, el dixieland, las big band y el swing, los Duke Ellington, Louis Armstrong, Glenn Miller, Gene Kruppa, Benny Goodman, Lionel Hampton, Tommy y Jimmy Dorsey, Count Basie, Charlie Parker, Ray Anthony, y con los años siguieron otros: la música clásica de Tchaikovsky o Mozart, o el rock, el blues y el pop con Bill Haley, Ella Fritzgerald, Buddy Holly, Ray Charles, Billie Holiday, Chuck Berry, Elvis, Beatles, Creedence, Rolling, Santana, Queen, Sting, Phil Collins, Rod Stewart….. y la lista sería interminable.

Es 1941, Paysandú. Año y lugar donde nació el viejo, pero ya de niño se acostumbraría a recorrer ciudades y departamentos por el trabajo de mi abuelo, el “Tata”Gerónimo.


Es 1951. Dolores, Soriano. Con sólo nueve años salía a dominar la guinda vistiendo la celeste campeón del mundo, y nueve años después dominaría la vida formando su familia por siempre junto a mamá. Hace poco recordábamos esa foto, que estaba en el dormitorio de los abuelos y un par de meses después de tomada la imagen, se mudarían para Minas, donde nací.

Aquel radiograbador marcaría el comienzo de mi pasión musical, realizando las primeras grabaciones caseras. Con papá conocí a Vinicius, Caetano y Chico, que pasaban por el living y nos dejaban la bossa nova, el samba y el tropicalismo. En otras noches la visita era de Yupanqui, Ariel Ramírez con Los Fronterizos, Zitarrosa o Viglietti y varias veces venía Tom Jones con Frank Sinatra y la trompeta de Miles Davis. Era impresionante la cantidad de músicos e intérpretes que pasaban por su casa y se llevaban muy bien con él. Los apreciaba mucho.



Jorge Bonelli en Dolores (Uruguay), Enero 1951

Es 1968. Al fondo, en la casa de Piriápolis, teníamos un tablero donde jugábamos con una pelota marca Panamericana, blanca, que imitaba a la de básquet. Ahí nos entreverábamos con mis primos Alejandro y Gerardo, que junto con mi hermano Fernando, molestábamos en las tardes de siestas veraniegas. Papá venía con el pretexto de que no dejábamos dormir a mi tío Dugald y terminaba dando cátedra, gozando cada doble que nos clavaba. Yo como él, seguí sus pasos, jugando al básquetbol por diez años en Bohemios.

Es 1982, octubre 24. Mamá estaba embarazada y en aquella madrugada salieron disparados para el sanatorio, parece que había llegado la hora. Yo me quedé en casa con la abuela Emilia y al rato me dormí. No sé cuanto tiempo transcurrió, pero recuerdo el sentir entrar a papá lleno de felicidad y alboroto, se asoma por la puerta de mi dormitorio y al grito de: ¡Vino tu hermano! y entre dormido preguntaba: ¿Quién? y él que insistía con - ¡Juan Pablo! – y yo que no terminaba de caer y de despertarme, decía - ¿quién es Juan Pablo? a lo que mi padre me volvió a gritar - ¡tu hermano! ¡tu hermano! Era el tipo más feliz. Tengo su rostro grabado en mis retinas, una alegría inolvidable.




Se me hace imposible recordar, rescatar y describir tantas cosas en una página: todos los acontecimientos con los que viví con mi padre, pero al menos quiero dejar unos pocos momentos que me marcaron, y este es el último.

Es 2008, marzo, Semana Santa. “Cuando los ángeles vienen marchando” de Louis Armstrong, es uno de tantos temas que mi padre me enseñó, y ése quiso ser mi regalo en su día de funeral. Murió como un ángel y se fue en una semana particular, a cinco días de su cumpleaños 67. No llegué a realizar mi deseo, pero estoy convencido que en algún momento y en algún lugar, los ángeles nos tendrán preparado un tocadiscos, para volver a escuchar música juntos.



A mi padre, Jorge Adolfo Bonelli Mac Ilriach, por su amor y su música.


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viernes, noviembre 14, 2008

NEIL YOUNG



Neil Young

Los sueños cromados del grunge están en manos


¿Tú eres apasionado? Así se llama su disco de 2002 y es la pasión lo que siento al escuchar cada disco de Neil Young.
Es increíble, pasan los años y este artista me sorprende en cada una de sus entregas, ahora, recientemente salió al mercado su último trabajo llamado “Chrome Dreams II”, resucitando el título de un álbum inédito de 1977.

Pero para llegar a este disco, quisiera que me acompañen a disfrutar brevemente de su historia, quizás para entender o descubrir a un gran artista.

Por 1966 sale de su Toronto natal y llega a Los Ángeles y junto a Stephen Stills, Bruce Palmer, Dewey Martín y Richie Furay forma “Buffalo Springfield”, debutan ese año con un álbum homónimo, donde el folk, country, rock y el blues conviven en canciones que nos mostraría que las cabezas creadoras eran la dupla Young-Stills, que duraría por muchos años, a pesar de los enfrentamientos y choques de egos. La psicodelia ya manifestada en este álbum continúa en el próximo que sería “Again” de 1967, y para el año siguiente, la salida de “Last Time Around” marcaría el último disco de esta etapa con la disolución del grupo.
“Neil Young” de 1968 sería su debut como solista, sin suceso comercial. Aún quedaban los sonidos semiacústicos de la formación anterior.

En cambio en 1969 nos presenta “Everybody Knows This Is Nowhere”, que es para mi gusto un disco imprescindible, de los mejores, más eléctrico, y además lo secunda la banda de acompañamiento con el que más tiempo trabajaría, Crazy Horse. Se destacan temas que hasta el día hoy forman parte de su repertorio habitual como Cinnamon Girl, Down By The River o Cowgirl In The Sand entre otros.

Posteriormente se une a David Crosby (ex The Byrds), Stephen Stills (nuevamente se encuentran) y Graham Nash (ex The Hollies), se convierten en cuarteto y le agregan un apellido más al nombre de la banda, formando el primer súper grupo de los setenta, Crosby, Stills, Nash & Young (CSN&Y), “Déjà Vu” (1970) es el gran resultado, abriendo caminos al rock de California, otro disco para agregar a tu colección.

Una vez más Neil retoma su carrera solista y es partir de ese momento que su trayectoria se vería plagadas de obras maestras, incursionando en diferentes estilos, discos en vivo, recopilaciones y rarezas, logrando una madurez artística formidable.

“After The Gold Rush” (1970), “Harvest” (1972), “Zuma” (1976) conforman esta trilogía de obras superiores junto a Crazy Horse (Danny Whitten, guitarra, Billy Talbot, bajo y Ralph Molina, bateria) a que luego ingresaría Frank “Poncho” Sampedro en “Zuma” en lugar de Whitten fallecido por sobredosis de heroína.

Estos discos serían las claves sonoras para su obra “Rust Never Sleeps” (1979) dónde será una costumbre encontrar la combinación de una parte acústica y otra eléctrica, consiguiendo incluso concretar en sus canciones el espíritu nihilista del punk. Se destacan temas como Hey Hey, My My dedicado a Johnny Rotten de los Sex Pistols, Sedan Delivery y Pocahontas. Previo a este disco prueba tradiciones como el blues “In The Beach” (1974) y el country “Comes a Time” (1978).



Los ochenta no serían tan buenos, su popularidad disminuyó, pero fueron años de experimentación y de búsqueda, una década particularmente extraña y errática. “Trans” (1982) es electro-country, “Everybody´s Rockin´” (1983) puro rock and roll de los años cincuenta y “Landing On Water” (1986) donde sustituye el bajo por un sintetizador. “Old Ways” (1985) retomando el típico country con invitados como Willie Nelson y Waylon Jennings y “Life” (1987) reuniéndose con Crazy Horse, ninguno de los álbumes de estos años fue recibido con aceptación, probablemente la excepción llegue a ser “Freedom” (1989).

En una entrevista realizada en 1992 para el New York Times, Young dijo que su rendimiento en los ochenta había reflejado su frustración con no poder comunicarse con su hijo Ben (nacido en 1978 con parálisis cerebral). Fueron años difíciles, sus actividades extramusicales eran imprevisibles, y desconcertó mucho a sus seguidores, habló a favor de Ronald Reagan.(¿?)

En 1985 participó en Live Aid y ayudó a organizar los conciertos de Farm Aid, en 1986 junto a su esposa Pegi, fundó The Bridge School en San Francisco, un centro de aprendizaje para los niños impedidos con problemas de comunicación. En 1989 un grupo de bandas alternativas contribuyeron a “The Bridge: A Tribute to Neil Young”, con la participación de Sonic Youth, Pixies, Dinosaur Jr., etc. cuyos beneficios fueron para la escuela. Los conciertos son anuales organizados por músicos jóvenes para la escuela y siempre cuenta con la participación de Young.

Aquí comienza la etapa que va de 1990 hasta el presente que, sin desmerecer lo anterior, más me atrapa y me conmueve, tocado por una nueva generación de músicos del post punk, y llamado como el Granddaddy del Grunge, dada la influencia que tuvo en músicos como Eddie Vedder (Pearl Jam) y Kurt Cobain (Nirvana) y al resto del movimiento grunge. El propio Cobain citó en su carta de despedida una frase de la canción Hey Hey My My de Young: “Es mejor quemarse que desaparecer”(It’s better to burn out, than to fade away), la banda argentina La Renga hace su versión en español y esa frase la traduce: “es mejor consumirse que dormir oxidado”.

Young vuelve nuevamente con Crazy Horse en 1990 desparramando ruidos eléctricos en “Ragged Glory” logrando una belleza contradictoria entro lo dulce y lo violento, y si no escuchen F*!#IN’ UP y me darán la razón, un álbum duro y crudo, distorsión y suciedad, donde se nota la magnitud de la influencia de las bandas alternativas como Dinosaur Jr., Soul Asylum, Sonic Youth, Pixies. Esa gira quedaría registrada en “Weld” (1991), una gran jam de ruidos y excelente temas, con Young y Crazy Horse al máximo del potencial.

En 1992 vuelve con canciones acústicas folk en “Harvest Moon” reuniéndose con los miembros de Stray Gators (Kenny Buttrey, Tim Drummond, Ben Keith y Spooner Oldham) con la participación de Linda Ronstadt y James Taylor, destacándose la exquisita From Hank To Hendrix. Este disco más otros clásicos se registrarían en el “Unplugged” (1993) para la MTV.

“Tengo prisa. Siento que el tiempo se está acabando y todavía tengo tantas cosas por hacer”


El tiempo no se le acabó e hizo tantas cosas formidables, constantemente reinventándose a sí mismo, nos lo demuestra con “Sleeps With Angels” (1994) junto a Crazy Horse, un sentido homenaje a Kurt Cobain, un disco muy fuerte, consistente, otro para la colección, y si querés tener más, aprontate y seguí con “Mirrorball” (1995) apoyado por Pearl Jam.

En 1996 realiza la banda sonora del film “Dead Man” de Jim Jarmusch, el que quiera escuchar toda la gama posible de sonidos distorsionados lo encontrás también en este disco, desde hace años Neil Young se ha ido perfeccionando a todo lo que tiene que ver con la distorsión; su técnico personal Larry Cragg ha trabajado y mucho a las solicitudes de Neil, le ha confeccionado su pedalera especial, sus micrófonos de la Gibson, el amplificador valvular Fender, parlantes, etc. Si todo esto lo quieren ver y escuchar les recomiendo el video “Year Of The Horse” (1997) dirigida por su amigo Jarmusch.

Su producción seguiría en alza, “Broken Arrow” (1996), y una vez más con Poncho Sampedro, Talbot y Molina este power trio de Crazy Horse que tanto le ha dado a Young, se destaca el tema “Big Time”, la carátula e interiores con pinturas y fotos indígenas de la colección del Gilcrease Museum de Tulsa, Oklahoma, haciendo honor al título del disco.

Luego le seguirían dos álbumes en vivo, uno del film que ya mencionáramos de la gira del “Año del Caballo” y en el 2000 “Road Rock”Vol.1 con sus más consagrados clásicos y una versión de All Along The Watchtower de Dylan con la participación en guitarra y vocales de Chrissie Hynde, impresionante. Después de tanto ruido nos entrega “Silver And Gold” (2000) como para sentarte en una habitación y escuchar con toda calma su sonido acústico y la armónica campestre, un disco sencillo, romántico, intimista, esta vez apoyado por Ben Keith, Jim Keltner, Spooner Oldham y “Duck” Dunn, excelente.
Por si fuera poco “Are You Passionate?” (2002) con la presencia de tres miembros de Booker T. & The MG’s sumándose al dúo de Young con Frank “Poncho” Sampedro nos deleitan con baladas de hermosas melodías y la fuerza de los riffs acompañada de la voz inconfundible de Neil, sus puntos más altos son You’re my girl, Differently y Let’s roll en homenaje a los pasajeros del vuelo 93 de United del 11 de setiembre y Two Old Friends un tributo a la amistad. Otro gran disco para la colección y van...

Llega el turno a “Greendale” (2003), nuevamente con los Crazy Horse, un álbum conceptual, cuenta la historia de un pueblito norteamericano imaginario y la crónica desgraciada de tres generaciones de la familia Green. El librillo que acompaña el disco, Neil se encarga de presentarnos un pequeño relato de lo que sucede en cada canción y comienza diciendo: “Estamos haciendo un pequeño viaje, amigos... por tanto estas canciones son sobre un lugar llamado Greendale y es un verde valle... muchas cosas pasan en esta ciudad”. Es un trabajo sumamente inteligente e interesante.

Después de un breve descanso y recuperación de una aneurisma cerebral, llega el 2005 con “Prairie Wind” contando con las colaboraciones de Emmylou Harris y Spooner Oldham, nuevamente Young demuestra su capacidad compositiva, expresando con sencillez y simplicidad los recorridos de la vida, un álbum cálido.

Llega el momento de la bronca, de la protesta con “Living With War” (2006), un álbum por completo dedicado a denunciar los estragos militares de su país en Irak de la mano de su presidente Bush, denunciando estos atropellos que se realizan en nombre de la democracia, la libertad y la paz. Grabado en tan solo seis días, este disco suena rudimentario, crudo, es incisivo, confronta al gobierno y sus seguidores, moviendo la modorra del rock diciendo mucho, nuevamente vemos a un Young comprometido. En el mismo año saldría “Living With War: In The Beggining” que incluye el disco más un DVD, con los videos filmados por Young de cada canción, más escenas de la guerra de Irak, manifestaciones en U.S.A. y de la película “Una Verdad Incómoda” de Al Gore.




Ahora dos recomendaciones, si querés escucharlo en vivo, tenés los recientes lanzamientos, en el 2006 de “Live at the Fillmore East” de 1970 y este año salió “Live at Massey Hall 1971”, unas joyas de esa época que estaban durmiendo en un baúl y que solo se conocían por sus versiones no oficiales, estas son de excelente calidad y nos trae al mejor Young de los setenta.

Llegó el momento, hace apenas unos días, exactamente el 23 de octubre de 2007, salió al mercado “Chrome Dreams II”, el nuevo y gran trabajo de este músico que no tiene descanso junto al maravilloso sonido de su guitarra, ofreciendo memorables riff. Un álbum emocionalmente profundo, a los 62 años, Neil Young, nos regala dinamismo, sutileza, creatividad y la fuerza del rock, sigue siendo rebelde y es un placer escucharlo, entre la distorsión y el dobro acústico, te recomiendo los fantásticos 18:13 minutos que dura Ordinary People, la hermosa balada The Way acompañado de un coro de jóvenes o el rock de garage en Dirty Old Man.

Excelente álbum.

Neil Young nació en Toronto, Canadá, el 12 de noviembre de 1945 y se convirtió en uno de los músicos más respetado por todas las generaciones del rock. Siempre tuvo la habilidad de estar a la cabeza, sin dejar su discurso a pesar de los años, su postura inconformista que la transmitía en sus letras y canciones, sus duras críticas al negocio musical y al poder político, lo ponen en un nivel muy alto como un artista en constante desarrollo.

“El Rock’n’Roll es como una droga. No puedo tomarla todo el tiempo, ella me mataría”

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Publicado originalmente en la revista 45 RPM en el No. 7 de Noviembre de 2007

miércoles, febrero 13, 2008

OKKERVIL RIVER





La corriente de un río sonoro


Por esas cosas del destino llegó a mis manos el disco “The Stage Names”, de los desconocidos Okkervil River. Curioso que una banda lleve el nombre de un río; se me ocurrió pensar en posibles equivalentes aquí, digamos Río Santa Lucía o Río Cebollatí. Aunque el nombre es importante, al fin de cuentas lo que interesa es la música, y vaya que me sorprendió. Eso fue lo que me pegó de Okkervil River, su música.



Comencé a investigar un poco más sobre ellos, y me encontré con que provienen de Texas, feudo de los repugnantes Bush, papá y el nene presidente. Pero este Estado, a pesar de estos males, han dado muy buenos músicos: cabe recordar al gran Stevie Ray Vaughan en blues, como Blind Lemon Jefferson y Big Mama Thornton, ZZ Top, Roy Orbison, Buddy Holly, Butthole Surfers, Mars Volta y los grandes exponentes del country como Willie Nelson y Waylon Jennings. Y también recuerden que el número anterior lo dedicamos a la banda Spoon, también de Texas, más precisamente de Austin.
Los Okkervil River son un grupo donde sus miembros fundadores se conocieron en la secundaria en New Hampshire. Luego se trasladaron a Austin y crearon la banda en 1998. Will Sheff es el cantante, que además toca guitarra, piano, banjo y armónica, además de ser el letrista, compartiendo esta tarea en algunas oportunidades con el multi instrumentista Jonathan Meiburg, quién se unió a la banda tiempo después de comenzada. Los demás integrantes serían Zach Thomas (bajo, mandolina) y Seth Warren (batería).
El nombre de Okkervil River proviene de una historia de la autora rusa Tatiana Tolstaya: es un río verdadero, de las afueras de San Petersburgo. En sus primeras presentaciones costó que los anunciaran correctamente, en una oportunidad fue “Okkerut River” y poco tiempo atrás en un cartel luminoso decía “Occerville River”, pero ya estaban en camino, y lo harían bastante bien.

Para 1998 habían publicado su primer EP “The Bedroom”, y en el verano de 1999 su primer álbum, “Stars Too Small To Use”, con el ingeniero Jeff Hoskins.
El 3 de diciembre de 1999 se encontraban compartiendo escenario con la banda de Meiburg, Whu Gnu, en el bar de Austin el Waterloo Brewing Company. Éste los vio, quedó encantado, y pronto se integró Okkervil River, encargándose del piano, acordeón y órgano.
En marzo de 2000, con apenas un disco de siete canciones, fueron admitidos al SXSW Festival (South by Southwest Festival) donde tienen una muy buena actuación y llaman la atención de la prensa.
La banda se reúne para grabar, según ellos, su primer álbum “verdadero”, en el garage de Brian Beattie (ingeniero y productor) que con el título “Don´t Fall In Love with Everyone You See” que saldría en enero de 2002. Para ese entonces Mark Pedini había sustituido a Warren en batería. Les tomó un año y medio para salir a promocionarlo, más allá de que enviaron copias de difusión a varios programas radiales y sellos discográficos, sin gran resultado. Los únicos que demostraron algún interés fueron los del sello Jagjaguwar, con quienes firmaron contrato posteriormente.
Decidieron viajar a San Francisco, y junto a Warren, grabaron el tercer álbum “Down The River Of Golden Dreams”, que salió en setiembre de 2003, con la grabación a cargo del ingeniero Scott Solter.
Pedini duraría poco en la banda, retirándose a su pasión por el diseño gráfico, que demostraría realizando afiches y posters para la banda. Luego de un par de pruebas, finalmente eligieron a Travis Nelsen para hacerse cargo de la batería. Poco tiempo después ingresó también Howard Draper, como tecladista.
Un amigo de Sheff les consiguió fechas para realizar una gira por Estados Unidos e incluso los envió a Europa. A partir de ahí, y por un buen tiempo, la banda comenzó una buena racha de tocar seguido, la que sigue hasta nuestros días.
Luego grabaron el siguiente álbum, el muy buen “Black Sheep Boy”, nuevamente con Brian Beattie en los controles de grabación, y su lanzamiento fue en abril de 2005.
Zach Thomas grabaría la mitad del disco, y en la otra mitad Howard Draper se hizo cargo de bajo. Luego ingresaría a ocupar ese lugar Patrick Pestorius, conocido de ellos de Austin.
En la gira de promoción del disco agregaron a la banda a Scott Brackett, quien los había maravillado cuando lo vieron tocar vientos y teclados con su banda en ocasión de una actuación en la ciudad de Redding (su otro trabajo tal vez no los hubiera impresionado de la misma manera: era empleado de una funeraria…).
Para completar el rompecabezas, ingresó el profesor de guitarra Brian Cassidy, oriundo de Austin, que al principio participaba sólo en recitales. A raíz de su virtuosismo, fue invitado a ser la sexta pieza del grupo, que a esta altura tenía sólo a Will Sheff como miembro original.




El disco sucesor, “The Stage Names”, es un muy buen álbum. Supera a su antecesor, mejorando el sonido, con letras inteligentes, y temas que recorren el rock, pop y el folk. Fue grabado en Austin, nuevamente con la grabación y co-producción de Beattie, y fue mezclado por Jim Eno, baterista y miembro fundador de los Spoon (ver número anterior). El cambio también se nota en el diseño de tapa, a cargo del artista y fotógrafo William Schaff: pasaron al color, dejando los tonos oscuros de los álbumes anteriores.
La música tiene momentos sombríos y alegres, melodías dulces como la excelente y trabajada canción Our Life Is Not A Movie Or Maybe que abre álbum, con la destacada participación vocal de Sheff, o como contraste, la hermosa Savannah Smiles, sobre el fondo rítmico de un reloj; una suave y perfecta canción dedicada a la fallecida porno star Shannon Wilsey, conocida como Savannah. Mención especial a Unless It´s Kicks, punto fuerte y alto del disco, o A Girl In Port, con un piano marcando el tiempo, sumándose hacia el final los caños. La oscuridad está presente en TitleTrack, con unos increíbles arreglos, con momentos donde la voz es la protagonista y otros donde la banda recurre a todo su arsenal sonoro.



El 30 de abril pasado, a solicitud de Lou Reed, fan de la banda, abrieron el New York Highline Ballroom. El 14 de julio se presentaron en el Capitol Center For The Arts In Concord, en New Hampshire, primera vez que tocaron en vivo en la ciudad donde la banda se formó. Y recientemente, el 28 de agosto, aparecieron en el programa de la NBC “Late Night”, de Conan O’Brien, interpretando el tema Our Life Is Not A Movie Or Maybe.
Okkervil River es, pese a ser poco conocida en nuestro medio, una de las bandas alternativas del momento. Tiene un frontman como Will Sheff, a la vez uno de los compositores con más talento, y es muy destacable su búsqueda de recursos musicales diferentes a los acostumbrados en la escena indie.
Su música suena segura de sí misma, producto de una banda que sabe lo que quiere, y llega al oyente desde el principio. Las letras (por momentos filosóficas y poéticas), la sencillez de un piano o una guitarra o una batería bien tocados, hacen del álbum un producto artístico ambicioso, que invita a ser escuchado sin cansar ni aburrir.
Seguramente, a partir de este disco, su nombre y su música comenzarán a tener más presencia en los medios. Pero más allá de lo que lleguen a decir, lo importante es que aproveches la oportunidad de dejarte llevar por la corriente de las aguas frescas de este río.



Publicado originalmente en la revista digital 45 RPM

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jueves, diciembre 06, 2007

SPOON: Ellos no están Ga Ga


Esta banda de indie rock fue formada en 1994 en Austin, Texas, por el guitarrista, cantante y líder Britt Daniel, con el baterista Jim Eno, a lo que se le sumó Rob Pope en bajo y Eric Harvey en teclados, percusiones, guitarra.

El nombre de Spoon surge en homenaje al grupo Can, así se llamaba una canción y el sello discográfico de esta banda alemana de krautrock y rock experimental, allá por los lejanos 1973.

Aunque uno los define como una banda indie, ellos sin embargo, en su sexto y último álbum como el espectacular “Ga Ga Ga Ga Ga”(2007) dicen que son una banda pop, y es posible que lo sean, hoy más que nunca son tan populares.
Después del impresionante álbum “Gimme Fiction” del 2005 con temas como la joyita Mathematical Mind, uno se quedó con más ganas de saber que vendría luego, mientras iba revisando su discografía anterior para ir haciendo una cronología de la evolución y crecimiento de Spoon, nos encontramos que hace un mes lanzaron al mercado norteamericano el “Ga Ga Ga Ga Ga”, con mucho más desarrollo, dejando un poco de lado el sonido experimental, ahora empleando pianos y caños, mejorando mucho en los estribillos y entrando en los primeros puestos de los ranking y de esa forma llegando a un público masivo.

Pero antes hagamos una recorrida, en 1996 firman contrato con el sello Matador Records para el que graban el disco “Telephono” no fue un gran disco y la critica tampoco lo consideró. Para 1998 llegan a Elektra Records y en ese año sale “A Series Of Sneaks” con 14 temas y en su mayoría rondan en los tres minutos, esta vez con mejor repercusión, en ese mismo año realizan un EP The Agony Of Laffitte en clara alusión al directivo de Elektra Records.
Vuelven a cambiar de compañía en el 2000 y esta vez los hacen con Merge Records, la que sería hasta el día de hoy su sello discográfico, después de tres años de silencio, en el 2001 sale “Girls Can Tell” que contiene el cover Me And The Bean de la banda The Sidehackers, el líder de este grupo, John Clayton participaría como bajista en el siguiente disco de Spoon en el 2002, “Kill The Moonlight”, de sonido más psicodélico y añejo, el título tiene referencia al Manifiesto Futurista del poeta e ideólogo italiano Filippo Tommaso Marinetti, el álbum estuvo entre los mejores del indie rock de ese año y el tema The Way We Get By fue cortina musical en series como The O.C. y Hustle.

El 10 de Mayo de 2005 le llega el turno a “Gimme Fiction”, ya habíamos mencionado anteriormente el destape que fue para la banda este álbum, debuta en el puesto 44 de Billboard en los mejores 200 y en el puesto No.1 entre los mejores álbumes independientes, con grandes críticas en los mayores medios periodísticos, el tema Sister Jack integró la banda de sonido de la película Wedding Crashers.
Nuevamente un 10 pero esta vez de Julio de 2007, sale el tan ansiado álbum de Spoon, con el curioso título “Ga Ga Ga Ga Ga”, el nombre surge del sonido de staccato del piano que se empleó en el tema The Ghost Of You Lingers, una canción muy original, con variedad de voces y piano, solo esto, siendo una maravilla de simpleza. Para el arte de tapa se utilizó una fotografía del italiano Ugo Mulas de 1963, que le tomó al escultor y pintor norteamericano Lee Bontecou trabajando en su estudio en una de sus obras.

El álbum continúa sonando y concluimos que es un gran disco, con letras interesantes, canciones bien interpretadas y un cuidado especial en la producción, es muy recomendable, y destaco temas como el de arranque Don’t Make Me A Target como si viniera enganchado del disco anterior, Don’t You Evah para mi el punto más alto del disco, excelente, pero también tenés momentos más primarios del indie como en Rhthm and Soul o Eddie's Ragga con ciertos aires melancólicos, para luego levantar en The Underdog, guitarra electroacústica, lleno de trompetas y muy buen acompañamiento en tambores.

Hay de todo un poco, resalto la inteligencia y la sencillez, el muy buen sonido y la utilización del mismo con la variedad necesaria que requiere esta propuesta por demás interesante y de gran calidad.

Spoon estará entre los logros más importantes del año y no estamos Ga Ga para decirlo.






Publicado originalmente en la revista 45 RPM www.45rpm.com.uy

miércoles, setiembre 19, 2007

BATTLES - Reflejos de una batalla




Son originarios de New York y están liderados por un baterista. Sí, leíste bien, por un baterista, John Stanier - integró Helmet, The Mark Of Cain y Tomahawk- cuya mayor influencia proviene de Neil Peart (Rush), pero también ha tenido como ídolos a los bateristas John Bonham, Bill Bruford, Carl Palmer, entre otros, y a su vez Stanier lo ha sido para nuevas generaciones desde su paso por Helmet.

Resulta curioso y difícil de encontrar otros casos donde el sonido principal se centra en la batería. Así es Battles.
El grupo está conformado además por Ian Williams (guitarra, teclados), que integra además otras bandas como Don Caballero y Store and Stress; Tyondai Braxton (voz, teclados, guitarra), hijo del famoso saxofonista y clarinetista de jazz, Anthony Braxton; y se completa con Dave Konopka (guitarra, bajo) que formó parte de Lynx.
La banda se creó en el año 2003 y solamente tenían editados los EPs “B EP” y “EP C”, material íntegramente instrumental, hasta la recientemente salida al mercado de “Mirrored”. Con su nuevo disco intentan crear un nuevo género, que ellos denominan prog rock, algo que podríamos ubicar entre el pop, el rock experimental y la tecnología de las computadoras. Battles está a cargo de la mano extraordinaria de Stanier, el jefe luchador, que en ocasiones oficia de DJ profesional, estando al frente de este proyecto por demás interesante, innovador y de gran calidad.

Hasta ahora no habían recibido demasiada atención en la crítica y pasaban desapercibidos para el gran público, convirtiéndose en un grupo de culto para un pequeño círculo de personas. Sin embargo, con este excelente álbum logran un sonido preciso, desconcertante, y llamativo, que resulta atrapante en una primera escucha y los ha lanzado ya a las ligas mundiales.
Tienen la tecnología y la utilizan de maravilla, ya en el segundo tema, la pegadiza Atlas, de lo mejor del álbum, lo demuestran con computadoras portátiles, software, chips, programas y los vocales alienígenas de Braxton, el redoblante de Stanier, el teclado con dos notas, la guitarra con una y se van juntando en una canción robótica roquera. Cada instrumento en su pista pero a la vez mezclándose, las guitarras con sonidos de campanas tubulares y los teclados pasando a xilófonos. Son once temas que combinan música y estilos, con vocales o instrumentales, con electrónica y tecnología, con rock, R&B y glam, temas que deforman y crean.

No sé hacia donde se dirigen, pero con propuestas de este estilo seguramente lleguen muy lejos. Estamos frente a unos locos, como los fueron Zappa o Captain Beefheart, alquimistas de sonidos. Tienen energía, humor e inteligencia para aprovechar la tecnología en la creación de su música. Traen sus experiencias personales de las distintas bandas en las que han participado para conjugar un producto artístico emocionante y vanguardista, solo basta escuchar algunos de los temas como el funky con un bajo bien marcado en Tonto, la muy buena y bailable TIJ, o la más experimental de todas, Rainbow, finalizando con Race:Out esta fiesta sonora.
La paranoia y lo siniestro hacen de esta batalla un punto fundamental de partida para lo que podrá venir en el futuro y seguramente no serán reflejos.


Publicado originalmente en la revista 45 RPM

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domingo, agosto 12, 2007

BLONDE REDHEAD: La miseria ya no es una mariposa




Este trío neoyorquino de rock alternativo compuesto por Kazu Makino (guitarra y voz) los hermanos gemelos Simone (batería) y Amedeo Pace (guitarra y vocales) es de los tantos ejemplos de bandas que uno cree que surgieron en los últimos tiempos y sin embargo datan de 1993, en aquella oportunidad como cuarteto con la presencia de Maki Takahashi en bajo. Se conocieron en un restaurante y compartían los mismos gustos musicales, de ahí el nombre de la banda que sale de una canción de DNA (grupo de los ’80).

Desde sus inicios la banda formó parte del circuito indie en el Downtown de Nueva York y en los bajo fondos bolicheros de Washington, su sonido estridente con inquietudes experimentales, guitarras disonantes, cambios tonales y rítmicos, más su desarrollo escénico, hicieron que la banda fuera creciendo simplemente por el boca a boca y con ello lograron captar la atención de Steve Shelley, baterista de Sonic Youth, quien les produjo en su sello Smells Like Records los dos primeros álbumes en 1995, “Blonde Redhead” (19.01.1995) y “La Mia Vita Violenta” (04.09.1995), poco tiempo después abandona el grupo Maki Takahashi quedando la formación definitiva hasta el día de hoy como trío sin utilizar bajo.



A medida que iban perfeccionando su estilo experimental, las melodías acompañadas por textos interesantes y ampliando sus influencias, es que comienzan a tener un destaque en la escena musical a lo que los lleva a firmar contrato con Touch & Go Records donde registran tres álbumes “Fake Can Be Just As Good” (1997), “In An Expression Of The Inexpressible” (1998) producido por Guy Picciotto, guitarrista y vocalista de la banda de punk Fugazi.

Llega el 2000 y consiguen confirmar su gran momento artístico con “Melody Of Certain Damaged Lemons”, pero siempre de espaldas a la crítica que no siempre los consideró y si entre sus fanáticos que se multiplicaban, prueba de eso está la muy buena venta de “Melody…” con más de 50.000 álbumes.
Dada la poca información de bandas que nos llegan como sucede con Blonde Redhead, una de las cosas que encontré es que para los integrantes del grupo un dato importante y que los llena de orgullo es que ninguna banda que no es considerada netamente norteamericana como es el caso de Blonde Redhead halla logrado el éxito que hoy tienen, y todo viene porque Kazu es nacida en Kyoto y en los ’90 se instaló a estudiar en Nueva York y los hermanos Pace se trasladaron en su adolescencia desde su Milán natal a Montreal para luego recalar en Nueva York y ahí la formación de la banda. Por un lado se entiende la multiplicidad de estilos e influencias, consiguiendo un sonido mundano muy propio.



En el 2003 se interesa en ellos el sello londinense 4AD, con la que firman contrato y casi cuatro años después del álbum “Melody…” le llega el turno en su nueva grabadora a “Misery Is A Butterfly” el 23 de marzo de 2004, este tiempo de espera en parte producido por un grave accidente de Kazu, les permitió trabajar este nuevo álbum con mayor madurez, los textos fueron compartidos entre el matrimonio Kazu y Amedeo con arreglos más sofisticados y ritmos intensos, mezclando teclados y violines con Simone demostrando su calidad en la percusión, destacándose temas como Elephant Woman, Messenger, Anticipation y Magic Mountain .
Con los muy buenos antecedentes del 2004 con “Misery Is A Butterfly” ahora en el 2007, nuevamente tres años después, nos llega el tan esperado álbum con el título “23” producido por Alan Moulder (Smashing Pumpkins, U2), y el trío nos vuelve a sorprender con un gran álbum, de los mejores que van del año. Es difícil encontrar en estos tiempos, discos que conmuevan, que enriquezcan el alma y éste es uno, con efectos atmosféricos, sonido etéreo, loops vocales entre combinación de guitarras.


Abre el álbum 23 con un sonido algo sucio, un clásico ejemplo del rock alternativo de los ’80, casos como el de esta canción es que comparan a la banda con My Bloody Valentine, y aquí tenemos el canto de Kazu llegando a preciosos agudos, todo lo contrario al tema que cierra el disco, My Impure Hair, con su voz sensual, frágil, casi como en un susurro, balada romántica que es un claro ejemplo de los efectos atmosféricos; las melodías se destacan y son la grifa de la banda desde sus comienzos. Dr. Strangeluv con climas de penuria, con las guitarras marcando el ritmo y la batería de Simone como una sombra perfecta. En The Dress, te prende fuego la cabeza cuando ella en el estribillo nos declara: Te amo menos, ahora que te conozco… con un fondo musical adecuado para tal confesión, casi sin aire, se respira con dificultad, la falta de oxígeno se percibe a lo largo de la melodía.

Spring And By Summer Fall, corta el disco a la mitad, le da ritmo, más picado, bailable, el tema más pop del disco. Otro destaque es el piano en The Publisher como un colchón permanente a lo largo del tema que uno percibe por momentos como hermosos adornos con la voz de Amedeo que acompaña en una sincronización muy efectiva.


“23” es experimental, con contradicciones, misterioso, crudo, fino y fresco, con composiciones que salen de lo convencional, exploran alternativas, buscan caminos hacia nuevos clímax, mezclan vocales, percusiones, guitarras, con una orquestación magnífica, es notorio el trabajo de Alan Moulder en la producción, moldeando la diversidad y las explosiones sonoras.

“23” es imprescindible, un álbum que estará seguramente como los mejores lanzamientos, que hasta el momento me animaría a decir que compartirá un lugar entre los álbumes de Arcade Fire, The Twilight Sad o Panda Bear.
Ojalá que no tengamos que esperar otros tres años para un nuevo álbum de Blonde Redhead, esa a sido su media para producir en los últimos tiempos, pero si el disco es tan bueno como “23”, vale la pena la espera.


Publicado originalmente en el No. 3 de 45 RPM Revista de Arte y Música